17 Poemas (Hora 4)
La tarde no supo calmar mis ansias, sólo encontraba en el incierto porvenir el distante silencio. Obsesionado con la suerte y los rompecabezas, alimentando los conflictos internos del pasado y con el alma desangelada prolongué mis pasos hacia la vereda. Las horas no aterrizaron jamás, como si se tratara de una mera postal pictográfica congelándonos en la inacción. Del aire nació una inercia que no es más que una costumbre, una sorpresiva absorción, y dentro de la calle vi las vidas en tránsito, como cápsulas, amando el laberinto diario. La pintura blanca de las casas es la superficie donde el sol despega y los edificios son la mitad del silencio (la mitad de nuestros ocultos oídos). El pavimento no es mas que la madera de nuestros tiempos, asimilada como natural, hasta nos suele sorprender que de el no florezcan seres vegetales. Me encontré entre autos. Nos vi rodeados de medidas y medicamentos, acariciando nuestros autos fríos, como buscando en aquel co...