Rombos anaranjados

Si el aire es la vida
la forma es el poema eterno
que se vuelca
y nos vuelca
en esa vida.

La minúscula noche respira
alimentándose precavida,
las formas habitan
como un anzuelo inofensivo.

Vislumbré difusamente
cartas, luces y rombos anaranjados
que vagaban tristes
en un reflejo aterciopelado.

Son solo rombos
que nos subliman
desmoronando
la quietud.

Y eran tan lejanos
que rozaban la ausencia.

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