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Mostrando entradas de 2015

Rombos anaranjados

Si el aire es la vida la forma es el poema eterno que se vuelca y nos vuelca en esa vida. La minúscula noche respira alimentándose precavida, las formas habitan como un anzuelo inofensivo. Vislumbré difusamente cartas, luces y rombos anaranjados que vagaban tristes en un reflejo aterciopelado. Son solo rombos que nos subliman desmoronando la quietud. Y eran tan lejanos que rozaban la ausencia.

17 Poemas (Hora 3)

 Miguel me habla mirándome a los ojos, su voz derrama una miscelanea de vocablos. Me distraje con la arquitectura sonora de sus frases, su elocuencia era evidente y manejaba sus palabras  con economía .  Miguel se para, mira por la ventana, elabora ademanes sutiles con sus manos y se detiene... -... a menos que decidas postergar este proyecto - soltó -. - Para nada. -aseguré- - Esto te está haciendo mal, ella es una sonámbula consciente y vos su cómplice. Francina vive en otro mundo. - Estoy obsesionado con su nombre y vos me lo volves a repetir. - ¿Como te podes obsesionar con un nombre? - preguntó- - No sé, es una espina infinita. A veces lo pronuncio como por acto reflejo. - y por dentro sé que son sus tres vocales las que me sacuden el alma y me dejan en medio de una ínsula tiritando-. - ¿Te dejo una semana solo y empezas a hablar como Neruda? - se rió mientras se sentaba en la silla, las horas que pasó parado empezaban a pesarle en las piernas-. - Necesito irme de viaje.

17 Poemas (Hora 2)

 La célula cae y moja la superficie. Alrededor de mi torso un circulo se expande formando un perímetro de silencio artificial, su circunferencia canaliza un leve latir de calma.  Decidí aislarme en este circulo, inmunizarme ante la filosa tijera de la realidad y el tiempo. Alejé de mi al robot que me persigue para evitar que Miguel me vuelva a romper las pelotas con su llamado.  En cada pestañeo me hundo más en el circulo plano e intento brotar horizontalmente como el oxígeno mismo. La oscuridad que me rodea no tiene ojos para verme, aun así su pulso late indiferente.  Aprovechar mi espeso camuflaje y poblar de palabras pretenciosas este circulo que me abriga me libraría de mi responsabilidad, por lo menos hasta la próxima hora. Justo pensé en vos. Se me vino tu nombre. Si, solté mis días desde el borde de tus hombros. Dibuje un jilguero con el trazo ínfimo de tu lengua. En tu iris titilaba una lagrima  de rubí. Mares y mares. Soles y soles. Y en los indómitos andamios

17 Poemas (Hora 1)

Un planeta. Pleamar y sendero potable. Girasol. Medios y agudos de la luciérnaga.  - Perdón, me dijiste algo? -reaccioné-  - Que se te cayó el celular flaco... El robot que me persigue, ojala se hubiese quedado en el piso.  -Gracias che. -le dije mientras lo alzaba-  Definitivamente mis neuronas cuelgan de un hilo invisible y la tijera de la realidad se esmera en cortarlo.  No obstante piso el piso como esperando hundirlo, rebotar o sencillamente que no siga ahí abajo.  -Disculpa, sabes si el 68 pasa por rivadavia y lugones?- la tijera otra vez-  -No tengo idea, perdón -repliqué-  Ahora desde cero.  Potable brisa... (nada) se desintegra la absurda estela de tu vuelo pendular.  Va a ponerse difícil esto.  Escribir 17 poemas en un día, ojala se me aparezca el fantasma de Jorge Luis.  Médano.Gélido.Candíl.Sórdido.Urbe.Caleidoscopio.Sutil  Toda palabra es pasajera, menos la palabra tiempo.  Aunque últimamente tu nombre ha sido una palabra constante en la es

El vano intento de envolver pensamientos dispersos

 Desde ese preciso lugar podía verlo todo, pero le llamó la atención el gato blanco en la ventana del séptimo piso jugando con la persiana. El felino se admiraba al ver los pájaros que giraban en torno al edificio.  Aquella mañana sintió que el aire traía algo distinto, salio al balcón y escribió en el reverso de la cuenta del gas: [Hoy el silencio salio a rozar el pavimento. El cemento sorprendido libró viejas asperezas que se fundieron con el aire reverberado de la ciudad] A su lado izquierdo se balanceaban dos obreros apilando ladrillo sobre ladrillo en la construcción, hablaban de fútbol.  El no sabia qué buscaba ahí afuera. Pensó en los ruidos de la construcción, el los había odiado desde pequeño, pero al enfrentarlos ese día se encariño con las percusivas acotaciones de la pala y la base aguda de la sierra.  En el edificio de enfrente, dos pisos mas abajo del gato blanco, la vecina sacaba todas sus plantas al sol, y en la vista panorámica de el se abrió un punto verde indiso

Ruidos blancos I

Se propuso estar con ella sin silencios incómodos, apenas en sus charla se terminaba una temática usaba una frase que sacara conversación: el cambio del tiempo, el transito agobiante, el acontecimiento mediático del momento; hasta a veces inventaba anécdotas y situaciones graciosas para que el silencio no se interponga entre ellos.  Ella vivía con 5 hermanos, la tele altísima, rodeada de autos y bocinas, soñando con una relación con silencios que lo digan todo.

Traslúcido

Los pilares del cielo enmudecieron y yo cuelgo de ellos, pendulo en una amnesia obnubilante que acaricia mis parpados. Ejes, coordenadas, puntos, limites y direcciones de un espacio físico que nos acorrala, mientras la naturaleza duerme sobre su lado traslúcido. Los valles son pergaminos inabarcables que ocultan levedades. Cuando el hondo camino brota, tus tonalidades fingen el gris y una luz abriga celestes moléculas. Y yo soy el traje de un alma, soy el tallo de la hoja que observa los ventanales y admira lo diáfano.

Ecosistema

 Dulce tarea la de las tibias aguas que apaciguan almas moribundas durante siglos, me pregunto si por algún error divino fuiste encomendada con la misma tarea al nacer. Inconscientemente conozco la razón de mi escribir, no le escribo a la paz, ni a la claridad, me fui dando cuenta que en cada palabra que escribo me acerco un metro a vos, me alejo del olvido.  Con la certeza de quien cierra los ojos para oír el  río  movilizándose como pidiendo permiso sin saber que es un regalo del cielo, con esa misma certeza siento que estas acá, al lado mío, regando los malvones de mi camino y germinando constantemente.  Así fuiste lentamente masticando mi desasosiego  partiéndolo en mil pedazos y ellos, simulando ser imanes, poco a poco se fueron enlazando a mí. Ciertos días suelo sacudírmelos, pero cada pedacito tiene sentido de pertenencia y yo soy su residencia, yo los constituyo como ellos me constituyen a mí.  Asumo que no te enteraste del ciclo existente que acabo de describir, la ma

Jacarandá

si tiemblan las hojas del jacarandá si pendulan las geométricas miradas si palpamos el roce de las vidas todo tiene sentido... si se esfuman las vanas moléculas de miedo si nos hablan las copas de los arboles si lo eterno nos derrama gotas de verdor todo tiene sentido... el plástico murmuro de la razón me quiebra casi siempre, aun así las pupilas no se cierran ante las difuminaciones constantes, paralelas y punzantes de las olas continuas.

Breve.

Ayer las nubes eran naves y los edificios estalactitas. Te observe mientras la calle se disfrazaba de río. Ayer tus ojos eran hojas y las casas una escenografía, toda esa obra está lejos ahora.

Mientras se desploma el inoportuno poniente.

Mientras se desploma el inoportuno poniente el aire se deja amar y los rayos de luz aceleran en sus amplias autopistas. el suelo cruje, los autos lloran y mis ojos atentos vociferan desesperados como ventanas que no dan hacia ningún lugar. “El mundo es un enlace de horizontes” titulan los medios y aquella disonancia me hunde en una espesa oscuridad blanca. Bloques y bloques de cemento se amalgaman y esperan el diluvio. Con palabras, mis manos, intentan olvidarte m ientras se desploma el inoportuno poniente.

El olvido tiene puertas transparentes

 Imperceptibles. Se cierran y se abren. Muchos han intentado calcular cada capa, la distancia entre lo sucedido y lo olvidado, pero es cierto: el olvido tiene puertas transparentes.  Desconfió de mi temporalidad, los años se me van cada vez más rápido y nunca tuve la capacidad de medir el tiempo, el reloj es un arma de doble filo y sus agujas nunca representaron mis segundos.  La ilusión del tiempo nos diluye la forma y el color de cada puerta que, sin darnos cuenta, cruzamos, crea el efecto contrario. Esas puertas se me vuelven cada día más transparentes y tengo miedo de que ni siquiera existan.  Lo malo de vivir el momento es que dura muy poco ¿y si lo mejor fuera entrenar nuestra memoria hasta que se conviertan nuestros ojos en filmadoras que registran cada momento perfectamente?... pero reproducir un instante no es volver a vivirlo, aunque muchas sensaciones vuelven.  Lo ideal sería transformar cada puerta en una cortina de esas que tienen tiras largas que llegan al suelo, así